Después de tanto tiempo de haber guardado ese secreto, ahora lo externaba, destrozada, abatida, rendida ante esa fuerza q por siempre había habitado como un parásito su alma, devorando de a poquito su corazón.
Era una escena extraña: Ella tirada sobre la calle, cubriéndose el rostro con ambas manos,él, hincado frente a ella observándola con preocupación. Era como si una burbuja invisible los aislara de la realidad. Tras un estático momento, el con suma delicadeza, tomó las manos de ella y las retiró de su cara. Sus ojos acuosos lo miraban con un dejo de vulnerabilidad. Por un momento se miraron en silencio... hasta q un llanto profundo y resonante salía de las entrañas del alma de aquélla chica. Él, le dio un beso en la mejilla y con sus ásperos pulgares, secaba las gotitas de dolor que corrían por la cara de ella.
Él aspiro profundamente y comenzó a hablar, su dulce voz quería consolar la sosobra, callar el miedo. Ella sólo miraba el piso mientras el.susurraba, las lágrimas se tatuaban en el pavimento. Y ella era presa del silencio, una barrera que su corazón cimentó.
Finalmente el tomó con ambas manos el rostro de ella, levantó la faz lacrimosa de esa mujercilla, la miró fijamente por un eterno instante, y tras una efímera inhalación y le dijo: "eres la mujer más hermosa que he conocido..."
Ella sintió su alma derretirse entre esas manos...
Y, desde ese entonces nadie mas supo la tormentosa verdad, ella entendió mucho tiempo después que él no mentía...
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