martes, 21 de enero de 2014

Cuando un extraño llama a la puerta

Sin sentido, la película de su recuerdo perecedero, corre cada fotograma de aquel encuentro efímero.

Un desconocimiento tiene secuestrada mi cabeza haciéndome de su sonrisas la ingenua presa.

Cada breve imagen de sus evanescentes gestos acecha mis pensamientos.
Su vibrante y pequeñita historia
Amenaza mis racionales cimientos

Un bonito poema cojo sin sentido
Ha retado a su verdugo el olvido

Es como un misterio ruidoso y silente
Que toca con insistencia la puerta de mi mente.

Si se cansa de tocar, quizá los días lo puedan desaparecer y mi corazón así dejará de temer...

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